Por Daniela Trezza
Siguiendo la misma línea de sus últimas presentaciones (shows cortos, temas covers, y la línea "que las chicas anden en skate desnudas") Massacre subió ayer al escenario,decorado con los payasos y muñecos que suelen acompañar a la banda, para repasar los temas clásicos y los pertenecientes a su último disco lanzado en 2007.
Con casco y poncho, Walas, vocalista del grupo, aparecía para arrancar el show con El alma en la barca, acompañado por el Tordo en guitarra, Bochi en bajo, Charly en batería y Fico en guitarra y sintetizadores. Mientras en un costado del escenario tatuaban a un chico en Mandinga Tatoo (el local estaba dentro del espacio), sonaba Sembrar, Sembrar.. coreada por un público que empezó a animarse al pogo y al mosh.

Le siguen La octava maravilla, Maggie May de Rod Stewart y la conocida Plan B. Walas pide aplausos para la banda amiga de los Kahunas, con el pretexto de que emprenderán una gira por Europa. Tiempo más tarde confesaría: "Los que me conocen saben que soy un tipo muy locuaz, pero hoy no me salen las palabras". Fue una frase cierta como inesperada para el frontman que en cada oportunidad tiene algo que decir, y que podría leerse como síntoma del cansancio del grupo que necesitaría descansar y renovarse.
El cierre llega de la mano de Mi mami no lo hará y la tradicional Diferentes Maneras. Nuevamente, los Massacre dejan al público con sabor a poco, después de una hora y cuarto de recital, con sensación de show repetido, lo que refleja la necesidad de incluir en el repertorio nuevos temas tanto para refrescar la mente de los músicos como la energía del público. Será imperante la salida del prometido nuevo disco ¿Para cúando muchachos?
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