Por Javier M. Berro

Cuando era chico, mucho antes de plantarse o imaginarse en el terreno del periodismo, Gustavo Olmedo soñaba con pintarse la cara, usar plataformas altas, brillos y cuero; luchar contra los fantasmas, o escupir sangre. Ser uno más. Estar en la tapa. Ser un andrógino personaje del grupo Kiss -integrado entonces por Paul Stanley, Gene Simmons, Peter Criss y Ace Frehley- en la portada del disco “Dinastía”.

El tiempo ha premiado con creces su obstinada pasión por el rock pesado y el periodismo, y acaba de editar su primer libro, titulado “El Circo del Rock”, en donde se propone destruir la imagen sagrada que los fanáticos tienen de sus ídolos. Olmedo, ahora de 40 años, no sólo ha crecido sino que ha logrado despojarse de sus manías de aficionado fanático, matando aparentemente a su niño interior, pero al menos cumpliéndole antes su último deseo: ser el chico de la tapa, el “Chico Estrella” por un rato.

Treinta años después de aquella emisión televisiva en blanco y negro por la que conoció a sus ídolos, Gustavo Olmedo se animó a plasmar por escrito aquellas experiencias periodísticas –o el detrás de escena de las mismas- que cualquier periodista, con carácter y peso propio, se moriría por contar. Y aunque el autor no se proponga resolver enigmas filosóficos, ni compartir claves de su oficio, le alcanza para entretener el poner la lupa sobre aquellas historias sobre sus viajes y encuentros con algunas de las estrellas más famosas del rock mundial. ¿La lista? Kiss, Ozzy Osbourne, Carlos Santana, Mick Jagger, Eminem, Ian Gillan, Faith No More y Alice in Chains.

“Hasta donde yo sé -y puedo equivocarme-, no existe otro libro como éste. He tenido la suerte de viajar bastante durante los últimos trece años. Pude presenciar conciertos increíbles y entrevistar a varias de las mayores y menos estrella del rock y del pop”, resume Olmedo, autor del libro y conductor de “Apagá la tele” y “Tiempos Violentos” (FM Rock & Pop).

El relato autobiográfico y la crónica en primera persona mueven, en clave de rock movie y estética beatnik, los hilos narrativos de este circo literario. Ocho capítulos (y ocho entrevistados) le sirven al conductor radial para estirar la cuerda lo suficiente sin que se corte. Logra marcar el ritmo y el interés enlazando historias y anécdotas mínimas de su vida personal con los momentos cruciales de sus viajes, las intervenciones polémicas y las pizcas de humor negro e ironía de su estilo.



Con lenguaje coloquial, Olmedo le saca punta a su prosa picante y al servicio del ejercicio de la crítica y la defensa personal de su lugar de pertenencia en la música –el rock pesado-. El periodista juega al sin cassete y evidencia al máximo su propósito como escritor: mostrarse auténtico y de incómoda honestidad, aunque le meta el dedo en la llaga del gusto popular de sus lectores. Un ejemplo: “(Los Beatles) Por separado me han parecido unos viejos chotos, sobre todo Paul McCartney, que tiene cara de gordito boludo de clase…”.

¿Algunas travesías del autor? Un excitado Ian Gillan -voz de Deep Purple- que lo habría querido ¿acosar?; su casi trifulca con Eminem y su séquito de guardaespaldas; y la vez que por arrojar los trajes super-espaciales del cuarteto maquillado más famoso del mundo, Kiss, casi se queda sin entrevista y sin trabajo. Queda para el bonus track que no fue: las transcripciones completas de las entrevistas emitidas en su momento por la radio para la que Olmedo sigue trabajando.


Olmedo’s experience

Fue gracias a sus reiterados aportes como traductor de ocasión del programa radial de Mario Pergolini, “Cuál es?”, que empezó a escribir en páginas las mejores memorias de su experiencia periodística. Antes, en 1991, había trabajado en la inolvidable revista de rock duro “Madhouse”. En 1995 pasó por Clarín y en 1996, por Rock & Pop, donde trabaja desde hace 15 años, al frente de un par de programas y transmisiones. Además, participa semanalmente con su columna de noticias internacionales en el ciclo de Pergolini, Eduardo De la Puente y Marcelo Gatman. Tuvo un paso fugaz por la televisión: en la temporada 2000 y 2005 estuvo en Much Music, y en tan sólo dos apariciones en Caiga Quien Caiga.

En el prólogo del libro, el hombre de la voz ronca, juventud eterna y ojos azules opina sobre su colaborador: “Es un tipo callado, un poco serio y reservado, con un extraño sentido del humor, pero a la hora de hablar con músicos o relatar un concierto se transforma y comienza a aparecer otra persona. Esto se puede interpretar de dos maneras. La más lógica -agrega Pergolini- sería pensar que es un tipo serio al que le gusta mucho su trabajo. La otra es que está completamente loco y más allá de todo compromiso social. Para ser sincero, la segunda opción lo hizo entrar por completo en “Cuál es?”.


Algunas cuestiones acerca de la ópera prima de Paulo Pécora, editada recientemente en formato dvd.

Por Federico Córdoba

"En la soledad, jamás estamos solos con nosotros mismos.
Somos siempre dos en uno, y devenimos uno... solamente
gracias a los otros y cuando nos encontramos con ellos".
Jean - Luc Godard


En el crepúsculo, sosegado, corriente abajo, a los pies de un árbol, el río sin orillas. Más tarde, pausada, la lectura. Y después, al atardecer, esmerilado, el sueño. A partir de una construcción narrativa desde el retazo: el mundo onírico, la pérdida y la voz en off de un cuento infantil, el opus uno de Paulo Pécora gira en torno a un periodista (Guillermo Angelelli), que en busca de redención por la pérdida trágica de su familia, decide instalarse en el Delta y abandonar toda su vida en la gran ciudad.
Edificando la historia entre los universos de la realidad y el sueño, y la posible intención de dinamitar la linealidad narrativa, el protagonista entabla una relación con un perro salvaje y un niño huérfano a través del relato ficcional que escribe y sueña.

Con un encuadre preciosista, y un montaje cercano a la perfección, El sueño del perro propone una ruptura en el relato, desdoblando la historia en dos: la realidad en un mundo industrial de fábricas y enormes edificios, y el universo agreste del Delta, con una violencia inhóspita e inverosímil.
Sirviéndose de los travellings, los paneos y los planos secuencias de cierto preciosísimo y justeza, el film tiene un tratamiento pictórico de la imagen propia del mundo de Lucian Freud, Félix Valloton y los románticos William Turner y Caspar Friedrich. También, utilizando una paleta de colores mayormente ocre y amarillo, deteniéndose en los mínimos gestos climáticos, Pécora construye una película propiamente de contemplación y observación, prestaciones que toma de los films de Lisandro Alonso.
El sueño del perro, en permanente diálogo con el impresionismo, remarca sus puntos en común conSudeste, de Sergio Bellotti; La León, de Santiago Otheguy, y un acercamiento al cine del ruso Alexander Sokurov y el tailandés Apichatpong Weerasetakhul. Sin embargo, el signo de mayor pregnancia de la obra, que sobrevuela en todo el metraje, es la literatura de Haroldo Conti.



Los guiños cinéfilos abundan, como la lluvia, en todo el film: la hoja donde se lee hasta el hartazgo la palabra “renuncio”, haciendo referencia a El resplandor de Stanley Kubrick, el perro negro que corretea velozmente recuerda a Andrei Tarkovski y al posterior Béla Tarr, y la fotografía, por momentos de una excelso relieve gráfico, demarca el estilo de un primerizo cineasta atento a todas las corrientes del arte moderno.

En una película sobre la amistad, el respeto y la solidaridad, el escritor encontrará un mundo de aventuras, heroísmo y sueños, donde recobrará la fe en la vida y los seres humanos. Pero esta extraña costumbre que ha tomado el último cine argentino de colocar el elemento formal por encima de la narración cinematográfica como característica propia de un cine particular, terminan por restar más que sumar a un conjunto que es silencioso, solitario y triste, como la vida del héroe.

Ficha Técnica:

El sueño del perro (Argentina, 2009, 90´)
Dirección, guión y producción general: Paulo Pécora
Reparto: Guillermo Angelelli, Mónica Lairana, Néstor Noriega
Dirección de fotografía: Martín Frías
Cámara: Leandro Tamer

El licenciado en Ciencias de la Comunicación y autor del blog Segundo Plano, Álvaro Lliuzzi, estuvo en TEA para hablar sobre la dinámica de los medios digitales y el modo en que se organizan cuando están dentro de una redacción de papel. Para esto utilizó la información recabada para su documental sobre medios digitales, sirviéndose de ejemplos tanto argentinos como extranjeros.
De esta manera, según Lliuzzi, dentro de Argentina se encuentran Clarín, Crítica, Perfil y La Nación, Página/12, aunque él solo se dedicó a visitar Clarín y Crítica. En Perú estarían El Comercio y Perú 21 y en España 20 Minutos, ABC, La vanguardia, El país, El Mundo y La Información de los cuales Lliuzzi se limitó a investigar los dos últimos.
Según el licenciado, la principal semejanza entre estos medios fue el choque entre los tradicionales periodistas de papel y los nuevos pertenecientes al mundo digital, planteándose así el aún no resuelto tema de la integración ¿Resulta provechoso que periodistas de papel y digital compartan ideas e información? ¿Sería mejor si trabajaran en conjunto?
El autor de Segundo Plano habló sobre la integración entre los periodistas digitales y de del diario Clarín, que se anunció en 2008. En este caso, son 400 los periodistas que trabajan para la edición digital de los cuales un gran grupo también trabaja para el papel.
Se encuentran conectados a través de la mesa H, en la cual se trabaja sobre la información y está continua a la mesa de la redacción digital.
El curioso caso de Crítica es que primero apareció la edición digital antes que el diario en papel. Según Lliuzzi, las redacciones están desintegradas y se vinculan sólo a través de los editores. Mientras que 100 personas trabajan para el diario en papel, sólo 25 para el digital, que según el investigador parece ser un apéndice de la edición en papel.
En el diario digital, no hay divisiones de secciones y la principal crítica que hace el licenciado es que no hay iniciativa para generar información desde digital, sino que se utiliza la generada por el papel, caso contrario de Clarín.
En España, El mundo es uno de los casos en los que las 50 personas que trabajan para el digital están integradas al papel, son polivalentes.
La Información, surgió en 2008 sólo como medio digital a partir del blog 233 Grados. Fue creado por Mario Tascón, responsable del área tecnológica de El País. En este medio, se publican al mismo tiempo que las notas generadas por los periodistas la información de agencia que es manejada por lo que llaman “robots”.
Este es uno de los otros ejemplos en los que se genera la información y en los que se posee además un pequeño estudio de grabación para hacer entrevistas.
Finalmente, Lliuzzi marcó una serie de tips fundamentales para los medios digitales:
Formación constante, es decir que los periodistas tengan las capacidades para desenvolverse en un medio digital.
Información generada, que la edición digital genere su propia información además de la proveniente del diario en papel.
Narrativa multimedial, que se escriba de acuerdo al medio.
Utilizar redes sociales
Experimentar
Equipos multidisciplinarios
Enlazar, utilizar hipervínculos para enriquecer una nota.
Escuchar a los lectores
Y por último concepción de integración, que parece ser la clave para que el proyecto funcione.




Por Magdalena Seeber



A propósito de la reedición del disco Flopa Manza Minimal (2003), catalogado como “el mejor disco del rock nacional entre los que (casi) nadie escuchó” por el suplemento Radar, el trío integrado por Florencia Lestani (ex Barro), Mariano Esain (Valle de Muñecas) y Ariel Minimal (Pez) volverá a juntarse para deleitar una vez más a la porción sensible y nostálgica del circuito alternativo.








Virtuosismo, delicadeza y guitarras en mano, este “pequeño milagro con forma de disco” de 12 canciones, como lo definió la Rolling Stone, fue producido gracias al financiamiento de un poeta cordobés, Vicente Luy, que de tan fanático se les acercó en un recital para ofrecer su mecenazgo. La autoría de los tracks fue dividida salomónicamente: cuatro Flopa, cuatro Manza y cuatro Minimal.

Sin embargo, y a pesar de las expectativas generalizadas ante la posibilidad de un segundo disco, la promisoria junta no vivió ni dos años: Esain y Minimal tuvieron una pelea que derivó en la separación del trío. “Se rompió algo que yo consideraba esencial para la esencia del grupo, que era mi relación de amistad con Ariel (Minimal) de muchos años. Se rompió de una manera que no pude superar personalmente y decidí irme", supo confesar Esain en una entrevista para el diario Clarín.


Cabe preguntarse si tras esta sorpresiva reunión, en la que se presentarán todos los jueves de mayo en el Ultra Bar (San Martin 678) para luego embarcarse en una gira por el interior del país, renacerá la posibilidad del tan postergado segundo disco. Sin embargo, y para no inflar demasiado las ilusiones, vale recordar que esta no será la primera vez que los veremos reunidos en un escenario luego de su separación: en 2007 Flopa y Manza se unieron junto a Minimal en un show que este último dio en el Harrod´s de Buenos Aires para unir voces y tocar juntos unas cinco canciones.








Por Federico Córdoba

A Laura Iglesias

Algunos tal vez tengan un recuerdo lejano. Otros quizá piensen en ese día como el nacimiento de un espíritu perpetuo; sin embargo, esa madrugada del 25 de febrero de 2005, algunos sintieron un nudo en la garganta. Es que moría un tipo que a fuerza de gracia y valores musicales se había metido a gran parte del público de rock en el bolsillo. Por eso, los mismos que sufrieron esa muerte, lo primero que recuerdan es el nudo en la garganta, esa primera sensación que llega cuando se pierde a un amigo. Y tal vez, esas mismas personas, no lo hayan conocido mucho más que por unas cuantas canciones y unos recitales. El legado, la historia, las hazañas sobre las seis cuerdas, el hito de batir records sobre un escenario, la cantidad de mujeres llevadas a la cama, las zapadas interminables, los discos, y todo lo que produjo Norberto “Pappo” Napolitano, sembraron y cosecharon lo que hoy, gran parte de los músicos del rock nacional no dudan en afirmar: “Fue el mejor guitarrista de todos los tiempos”.



Está bien, la frase sale de la boca de Nicolás Bereciartúa, guitarrista de Viticus; pero, además, es amplio el abanico que lo reconoce como tal. La noche de su muerte, en la ruta 5, en Luján, viajaba en su moto Harley Davidson a pura velocidad. ¿Importa hoy si una hora antes estuvo tomando alcohol? No, pero sirvió para que cierto sector de la prensa se regodeara en esos datos vacuos y sin sustento. Como contracara, había algo verdadero en todo eso que se decía –pero con cierto tufillo a lugar común-: El Carpo había muerto en su ley.

En los dedos de Pappo anidaban las cuerdas vocales del diablo (Carpo y metacarpo). Allí, en esa morada bastante relampagueante, Napolitano supo cocinar el sonido sucio y desprolijo que daría vida al heavy metal argentino. ¿Es posible que hubiera existido aquí tal género sin Pappo? A veces parece improbable. Y mucho menos aquí, cuando los referentes se cuentan con los dedos de las manos: Osvaldo Civile, Ricardo Iorio y lo que vino después del desprendimiento de V8, Hermética.



Yulie Ruth, bajista de la última banda que tuvo Pappo en vida, a la perfección de esas horas finales, le dice a TEA: “Nos sentó a todos los músicos en una mesa, habíamos hecho un recital para un montón de personas (se estiman que 40.000), la escena parecía el cuadro de La Última Cena, y nos había dicho que nos quería pagar más, a mí me dijo que me casara, y que estaba mal porque no era reconocido, mientras otros tocaban en pijamas”.

Viva Pappo. Viva la música.


El primero de junio, en todas las disquerías amigas, el nuevo disco del cantante popular más grande del país.
Por Javier M. Berro

El nuevo grupo del ex Intoxicados, Jorge Rossi, integrado también por dos ex Turf, se presentó el sábado 3 de abril en City Bar (Martínez). Juguetes para no olvidar estuvo presente para contarte con lujo de detalles el buen proyecto de Rossi.

Mientras la espera alcanza buena parte de su cocción, el bocadillo inicial -en formato audiovisual- sorprende, y despierta el hambre de lo que vendrá después: un combo de canciones efectivas y pegadizas, eléctricas y acústicas, muy bien interpretadas a pesar de las constantes fallas del sonido local.

“Deshistoria”, el primer video y corte de difusión de Manto, estrenado a principios del corriente año, se reproduce en tamaño kingsize sobre una pantalla. Y, mientras las imágenes devuelven a los protagonistas de la noche disfrazados de personajes feudales, se asoma desde un costado el “rey” de la pantalla. Es Jorge “Vitamina” Rossi, el ex bajista de Intoxicados y Los Gardelitos -dos agrupaciones porteñas que permanecerán inoxidables en la historia del rock argentino- que con su nueva banda, viene girando por festivales y espacios del Gran Buenos Aires para presentar aquél “racimo de canciones esperando florecer”.
“¿La casa está en orden, o en un desorden total?”, pregunta desde arriba del escenario el primer distraído en offside de la noche, mientras se calza la guitarra y se descuelga la mochila. Jorge Rossi está feliz y poco parece importarle los grandes escenarios de ayer, el fin de Intoxicados, y que sean las cuatro de la mañana… “Préndanse un par de... Hagan mucho humo”.
Con el escenario todavía caliente por la buena actuación del grupo Juanita (exquisito tributo ricotero de “Sheriff”), la versión en vivo de Manto –con Rossi en guitarra y voz, Sebastián Alonso en bajo, Facundo Iñigo en primera guitarra, Gianina Torino en coros, Victor Djamkotchian en saxo y, los ex Turf, Fernando Caloia y Nicolás Ottavianelli, en batería y teclados, respectivamente- arrancó a puro “Humo”.

El primer tema de la placa “De velocidad, de tiempo y de-spacio”, editado por la discográfica Pop Art y en las bateas desde el pasado febrero, conquista los primeros aplausos. Pasan “Deshistoria”, los intoxicados “Noche con amigos” y “De la guitarra” –versión en solitario y con criolla del clásico de Pity Alvarez, rasposa pero conmovedora-. “Esto es lo que siento, lo que puedo dar. ¡Qué bueno que me vengan a ver!”, celebra el cantante antes de tocar “Lo que siento”, uno de los más raros y pegadizos temas del grupo. Por la breve lista pasan, entre otras, “6000 km”, el punk rock “Segundo”, “I’m sorry” y el nuevo “Qué te pasa?” (“Me lo hice a mi mismo”).

Los constantes agradecimientos del frontman, sus ingeniosas invervenciones y una banda aceitadísima, son las buenas señales de lo que Manto se trae entre manos. Mucha energía para este proyecto, que sin las grandes luces ni el peso específico de Intoxicados, sostiene a base de clásicas canciones y dulces estribillos, sucios pero no desprolijos, una buena razón para seguirlo de cerca en la tabla del ascenso a primera.

“De velocidad, de tiempo y de-spacio”. El debut discográfico de Manto contó con la participación de músicos invitados de primera línea: el baterista Fernando Samalea (ex integrante de la banda de Charly García y actual de la de Gustavo Cerati), el “Negro” García López (violero de Charly García, y a quien Rossi asistió en la producción y composición de su primer disco solista “Esta vez invita el Negro”), María Eva Albistur (solista, y ex bajista de Joaquín Sabina) y los teclados de Adrián “Burbujas” Pérez (compañero de Jorge en Intoxicados, y ex tecladista de Viejas Locas). Fue grabado entre agosto de 2008 y junio de 2009, en los estudios Circo Beat, El Cuzco y The Catedrals. El ingeniero de grabación fue Norberto Vasco Hegoburu, y la mezcla y masterización estuvo a cargo de Mario Breuer.

TEMAS: 1) Humo / 2) Segundo / 3) Deshistoria / 4) I’m Sorry / 5) 6000 KM / 7) Imanes / 8) Abre / 9) Lo Que Siento / 10) Películas / 11) Bienvenida / 12) Simple / 13) Veloz


"Un racimo de canciones esperando florecer, como semilllas abriéndose bajo la tierra sin otro destino que el de darse a la vida y ver el sol. Creyendo en cada una de sus hojas como únicas e inrrepetibles mientras las contemplo... Sin tratar de entenderlas ni juzgarlas dejándolas brotar para una vez arriba encontrar en cada una de ellas un aroma diferente, que sin querer me haga recordar momentos en los cuales fui un niño feliz, un triste adolescente o un adulto inmaduro, soñador y viajero... bajo un manto de tierra las soñé, sobre un manto de luz las contemplo. Mis canciones", Jorge Rossi.

Social Distortion y Agent Orange tocaron por primera vez en la Argentina

Por Daniela Trezza

El Golden state visitó la ciudad porteña trayendo consigo vibraciones de rock´n roll, punk y skate rock a cargo de las bandas lideradas por Mike Ness y Mike Palm.
Las coincidencias no sólo se limitan a que ambos grupos sean oriundos de Orange County y sus vocalistas tengan el mismo nombre, estas dos bandas surgidas a finales del 70 y principios del 80 supieron ser por igual pioneras en su estilo y se convirtieron en la influencia de lo que vendría después.

We are glad we are finally in Argentina” (estamos contentos de estar finalmente en Argentina), dijo Mike Ness en uno de los tres conciertos que dieron el 9, 10 y 11 de este mes en el Teatro de Flores. La banda estrenó en los escenarios porteños los clásicos Story of my life, Mommy´s little monster, Sick boy y Ball and Chain, además del adelantar Stay Alive, uno de los temas incluidos en el disco que sacaran en septiembre.

Si Mike Ness estaba contento de tocar en el país, el público estaba eufórico. La mayoría, que rondaba los 20 más bien cerca de los 30 y hasta los 40 y coreó de memoria todo el repertorio. Una semana más tarde, algunas caras se volverían a encontrar para esperar a los Agent Organge.

Los pioneros del surf punk compartieron el escenario de Groove el jueves pasado con The Tormentos y Massacre, la banda local de skate rock por excelencia, que decidió volver a ser por una noche Massacre Palestina.
Sonaron Bloodstains, Get Smart y hasta la versión de Somebody to love de Jefferson Airplane, mientras que los Massacre Palestina decidieron limitarse sólo a los temas pertenecientes a sus primeros discos.

En total, fueron cuatro las noches en las que Buenos Aires revivió los inicios del punk californiano.


Por Federico Córdoba

Cuando entrás, no hay amanecer que valga la pena. Antes, toda esa oscuridad se llamaba Panteón. Pero también podría haberse llamado Tumba o Sarcófago. Hoy es Réquiem (Av. de Mayo 948), una baticueva a dos cuadras de la Casa Rosada. Si bajás rápido podés matarte porque la escalera es muy estrecha, y las tinieblas invaden el ambiente. Réquiem es, hoy, uno de los boliches referentes de la movida gótica en Capital Federal. Si bien no es un lugar donde se pase exclusivamente música oscura (hay especiales de Sumo, Virus y también Soda Stereo), abrazan la causa gothic pero sin dejar de lado lo “comercial”. Sobre la misma cuadra, la señora Ana María Tropsa (algo así como la matrona de la oscuridad porteña), inauguró, hace siete años, el Café Dark, un antro de culto que sirve para amenizar la espera, antes de que el boliche abra sus puertas. Lo sorprendente, sí, es que debajo del bar se levanta Amadeus, un videoclub de cine arte con un catálogo sensacional de films terror. Gustavo Valle, hijo de Tropsa y disc jockey de Réquiem, cuenta un poco de qué va el video y el boliche: “El espíritu de Réquiem pasa por la música. Se diferencia del resto porque nosotros hacemos especiales. Sábados de por medio hay especiales de The Cure o Depeche Mode. Y también ponemos lo que es música comercial, para poder pagar los gastos del lugar”, se sincera.



@lternativ@ (Av. Rivadavia 1910) va un poco más allá en lo que es la visión comercial del asunto. Para empezar, es un boliche más grande, tiene dos pistas, está abierto solo los viernes (a diferencia de Réquiem que abre sábados y domingos). La música no es tan oscura, ya que se permiten algunas licencias que pueden ir desde Radiohead a un rock and roll tradicional. DJ Esteban, encargado de la música del lugar, lo explica: “Yo decidí darle un perfil más comercial dentro de lo que es la movida gótica, porque yo quiero que el lugar se llene. Y para que todos se vayan contentos. @lternativ@ es el único boliche que abarca la mayor cantidad de estilos. Lo que nos caracteriza es la mezcla y no cerrarnos a una sola corriente musical. Sé que algunos nos critican, pero eso es porque estamos hace diez años con el boliche abierto”, explica Esteban. ¿Hay cierta envidia entre ustedes? “No, no sé si envidia, lo que pasa es que quieren parecerse pero no pueden”, revela el disc jockey.

Las fiestas Electrohead son menores en lo que se refiere a público. Las organizan Juan Pablo y Marcelo Tremari en el bar El Amador, que queda en la calle Venezuela al 101, en Capital Federal. Serían como fiestas de culto, donde se pasa más industrial que otra cosa. Se acercan los chicos de sobretodo negro con sus caras pintadas, y a veces terminan doblados por el alcohol en las mesas de arriba (el baile se centra en un subsuelo diminuto). Ellos mismos comentan cómo surgió la idea de las Electrohead: “Acá la música es mas electrónica. Es una casualidad que toda la gente que viene se vista de oscura, pero acá puede venir cualquiera. Las fiestas empezaron hace mas de un año y medio, y como no había mucha movida, nos decidimos a empezar con esto”. En las Electrohead se escucha de todo: electropop, synth pop, electrodark, industrial goth. “Acá lo que vas a encontrar de gótico es la vestimenta”, dicen.



Quizás, las fiestas Gothic BA sean las más radicalizadas del ambiente. Allí no se escucha más que gótico puro. Es decir, no se utiliza lo “comercial” como arma para la conquista de público. Hadrian (que no quiere dar su apellido), además de organizar fechas de conciertos, prepara detalladamente las fiestas durante los meses en las que no hay. Son espectáculos esporádicos, pero los más interesantes. Siempre en ambientes lúgubres, la Gothic BA es un ejemplo de autogestión. Su ideólogo le dice a TEA: “Nosotros somos la única fiesta gótica en Capital, salvo otra más, pero hasta ahí. Todos los boliches que hay siempre ponen industrial y electrodark, solo porque es lo que hacen todos. Gothic BA hace ocho años que está y es el espectáculo más influyente. La diferencia con las otras fiestas es esa: nosotros somos góticos”, se enorgullece Hadrian.
Primera y segunda parte.

Por Federico Córdoba

Esos pibes de negro que cruzan la Avenida de Mayo por Bernardo de Irigoyen pueden moler a palos a cualquiera. Pero no. Diseñaron su vida a la manera de la Bauhaus (la escuela de arquitectura alemana) y a través de los libros (El castillo de Otranto, de Horace Walpole y Las flores del mal, de Charles Baudelaire) y la música (Bauhaus, de Peter Murphy, Joy Division). Y también cabe la idea de imaginárselos amuchados, escuchando La Misión de los Eternos (www.lamision-eternos.com.ar), ese programa radial y de culto que sólo pasa música oscura como Hopeless y Theatre of tragedy, sólo por nombrar dos. Algunos, con el auge del vampirismo teen, el mismo que reflotó Stephenie Meyer con su saga de Crepúsculo y parece no tener fin, es uno de los temas al cual los músicos se refieren: “Lo vampírico solo es una parte de lo que significa todo esto. Creo que es la más trillada, porque todos los grupos tienen una canción que habla sobre eso. Igualmente pienso que lo que más atrae a la gente de estas bandas es lo esotérico, elegante, glamoroso y espiritual de la movida”, detalla Billy Ullo, cantante de Chrisallys, otra agrupación que mezcla lo gótico con lo industrial. Lyonel Flood de Flood of Tears, grupo argento que se presentan seguido en Montevideo, Uruguay, le dice a TEA: “A veces parece que todos pensamos que la escena es chica. Y no creo que Crepúsculo ni nada de eso haya ayudado a que esto creciera. Por ahí tiene que ver con la saturación que hay con bandas de rock que escuchamos en todos lados. Pero básicamente tiene que ver con uno mismo, con lo que propone cada estilo. Pero nunca pensé en esa relación de un libro con una banda, tal vez pueda pasar en este caso”.



Uno de los más especializados en el tema de la oscuridad en la cultura popular argentina es Juan Andrés Celasco, alma de Lamia, un proyecto musical de electro-medieval (algo así como mezclar la electrónica con la música de cámara), y amo y señor de Karma Records, un sello autogestionado que publica, además de discos de bandas nacionales del palo gótico, grupos de afuera. “La idea empezó porque los compacts importados estaban muy caros. Y básicamente para fomentar, en el exterior, lo mejor que tenemos acá”, se sincera Celasco, que, además de todo esto, es el organizador del primer Karma Fest, un festival que unirá a diversas corrientes de la música oscura de la Argentina. “El objetivo es instalar el Karma como festival importante. Esta primera fecha está conformada solo por bandas de afuera, pero estamos pensando, para el próximo, traer a grupos del exterior”, puntualiza.



Para los vecinos, los pibes de negro que llegan por la Avenida de Mayo al boliche Réquiem, pueden moler a palos a cualquiera. La televisión los mostró cortándose las venas, transándose a un par de floggers, riéndose de su propia miseria. Claro, fueron carne de cañón durante un tiempo. A los productores televisivos ya no les importan las tribus urbanas. Les podés decir tristes, amargados. Hasta Peter Capusotto lo hizo (“La parodia que hizo de nosotros fue muy buena, y siempre que lo veo me cago de risa”, dice Pablo, de Carnarium). Pero más allá de todo, los góticos, darkies y oscuros, van un paso más adelante. “Queremos hacer algo que tenga sentido estético”, coinciden. En resumen, algo que valga la pena. Es por eso que ya empezaron. Y no les importa la opinión de la gente.
La primera parte, acá.

Por Federico Córdoba

Si bien el panorama no es superior al que se registra aquí, en Chile y en otros países de América latina hay mucha y mejor organización en lo que respecta al estilo. Pablo Dello Valle, guitarrista de Carnarium (un quinteto que mezcla el gótico con el metal y que además forma parte de la banda de sonido del documental Rojo Sangre, estrenada hace cuatro meses), imagina una comparación desde Buenos Aires: “Nuestra escena es la más chica. Fuimos a tocar a Ecuador ante más de 12.000 personas. Acá, el gótico no esta muy difundido. Recién este año empezaron a aparecer muchas bandas, pero con cuentagotas”, responde. ¿Pero es una moda o una alternativa a la música que circula con mayor frecuencia? “No, no es una moda. Esto tiene muchos años, pero el público se va sumando porque va rompiendo las barreras del prejuicio”, se sincera Pablo.



“Somos el under del under, la movida gótica acá siempre fue algo muy de abajo, donde todo te lo ganás a puro pulmón y por el respeto que le pongas a lo que hacés. Que sea chico no tiene que ver con la discriminación; pero después de los fenómenos de Evanescence y de Marilyn Manson, más allá de que me guste o no, la gente abrió un poco más la cabeza con respecto a esto. El público se predispuso mejor, y empezó a investigar”, explica Exequiel García Alí, cantante de St. Grial, banda que propone una interesante fusión de metal gótico e industrial. Y sigue: “Fijate que lo que hacemos siempre trata de resaltar algo. La luz no sería luz si no existiera la oscuridad”. Todos coinciden en algo, quieren que la escena levante vuelo. Si bien son medidos (el miedo al que se los tome para el chiste los deja en evidencia), todos abrazan una sola idea que resume Patrick Mills, cantante de Lastrax: “Ahora se viene un festival gótico, y eso suma para todos, no solamente para la música. Suma para la vestimenta, la poesía, el cuento oscuro, un festival completísimo, que cierra un año bastante interesante y que antes no se había vivido”. Y continúa con una verdad a la que, hasta ahora, ningún grupo se había acercado: “Yo no quiero que todo esto se quede estancado. En Brasil y en Chile se organizan recitales muy grandes, y acá tiene que pasar lo mismo. Está bien, no se va a llegar a algo tan grande como lo que pasa en Europa, sin dudas; pero Buenos Aires es la ciudad referente de la cultura gótica, dark y electro de toda Sudamérica, por más que haya más gente en otros países”, cierra.



Estos muchachos son los que crecieron leyendo a Anne Rice (autora del celebrado Entrevista con el vampiro). Y no sólo se quedaron con eso. También leyeron a Edgar Allan Poe, y no son, como escribió Jorge Luis Borges, esos que andan “por el mundo infundiendo horror a los hombres”. Más bien, son tipos comunes, unos pintados más que los otros. Pero son los que además de leer sobre la cultura gótica y curtirla desde adentro, la respetaron, le dieron un sentido más amplio, la mostraron en todos lados sin temor (Hadrian, uno de los góticos más representativos y capataz de las fiestas Gothic BA, brindó una conferencia sobre el tema en la última Feria del Libro), y no le temen al que dirán de los vecinos. Si en el siglo XVIII los vampiros fueron los que “infestaban los pueblos y mataban a los hombres”, hoy no son más que cultores de una cultura que les “salvó la vida”, literalmente.

Por Daniela Trezza





Pocos nombres son más simples que She&Him. Ella, Zooey Deschanel, y él, Matt Ward, podrían hacer el tipo de música que a primera vista también parece simple: naif y romántica. Pero no. Las melodías que la actriz y vocalista junto con el guitarrista y productor imprimen en sus discos van más allá de lo ordinario.
En su segundo CD, Volume Two, como en el primero lanzado en el 2008, la dupla combina a la perfección intimismo, dulzura y melancolía. Esta mezcla agridulce se tiñe a la vez con la influencia de la música de Roy Orbison, logrando un sonido algo retro. Esta parece ser la clave que hace que She&Him remita a días de otoño en los que uno camina pisando las hojas amarillas y marrones mientras le pegan débiles pero reconfortantes rayos de sol.
Ridin’in my car, donde aparece además la voz de Ward, es uno de los ejemplos de Volume Two en los que la pareja logra transportar instantáneamente a quien la oye hacia soleados recuerdos, en los que flota en el ambiente esa mística romántica. En cambio, hacia el final del disco, con Brand new shoes y If you can´t sleep, la voz de Deschanel es apenas acompañada por una guitarra acústica y coros, bajando aún más la tonalidad de esta segunda parte que a diferencia de la primera parece sonar más dramática.
Como de ensueño, la voz de Deschanel se entrelaza entre los arreglos y detalles que aportan la magia melancólica en esta combinación de pop y folk de letras tristes como alegres e ingeniosas que bien pueden colorear desde un paseo en bicicleta hasta un día de lluvia. Es esta mezcla la que deja al descubierto que She&Him acertadamente plasma esta compleja alternancia entre lo bueno y lo malo, lo amargo y lo dulce que hay en la vida.


"Se escribe para desquitarse, para defenderse
o para no tener miedo"
David Viñas

Por Federico Córdoba

Esos pibes de negro que llegan a Réquiem por la Avenida de Mayo pueden moler a palos a cualquiera. Ahora bien, les pueden hablar de tristeza y también de la muerte. Algunos tienen el rostro pintarrajeado de un blanco pálido. Digas lo que digas, no va a surtir efecto. ¿Tristes? ¿Amargados? La televisión (esa que muestra la pobreza como si fuera novedad) los expuso solos, enjaulados en sus propias cuevas, sin más que la compañía de ellos mismos. Para los noticieros, los góticos fueron poca cosa: una simple tribu que sirvió para evidenciar la decadencia de la juventud. Eso creyeron los que llevaban la cámara en mano. Por eso ahora, después de los quilombos de la tele, de la discriminación de la clase media, los góticos no pretenden hablar con nadie. Con nadie. “Los medios nos traicionaron, mostraron a un par de giles que se creían darkies, porque estaban vestidos de negro y se cortaban las venas frente a las cámaras”, dicen. Y tienen razón: las tribus urbanas fueron la carne de los cañones mediáticos durante 2008 y comienzos de este año. Y cuando los productores se dieron cuenta de que eso no vendía (que los pibes sólo se juntaban para escuchar música y no hacer ningún tipo de bardo), se fueron a buscar lío a las bailantas de Constitución y el conurbano bonaerense. Esos pibes de negro pueden moler a palos a cualquiera. Pero no.

Uno de los lugares comunes de la prensa fue escarbar en la mente de los más jóvenes, en la de aquellos que pensaron que la definición total de gótico y de vampirismo estaba en la Wikipedia. Esos fueron los que cayeron más fácil en la trampa de la televisión. Nadie escarbó en los sentimientos, en la pasión de esos pibes por la música, en los grupos de rock góticos que hay y que, a fuerza de empuje, recién ahora están tratando de copar la parada. ¿Existe una escena under gótica? Las bandas se contradicen. Algunos piensan que están desunidos, que no pelean todos juntos como en Chile (donde la movida es un poco más fuerte y se nota una unión, aunque despareja, pero unión al fin) y que, por sobre todas las cosas, prima un halo de individualismo dentro del movimiento. Este 2009 fue el año del vampiro. O el año de la oscuridad. La saga Crepúsculo invadió las librerías y los cines, se estrenaron series en los canales de cable, se reeditaron clásicos de la literatura vampírica y algunas investigaciones sobre el mito de aquellos a los que les agrada chupar sangre. Además, llegaron Peter Murphy (el padre del gótico), The Ssters O Mrcy, Depeche Mode y el grupo de deathrock, Christian Death.

Hay algo que es claro: no hay lugar para todas las bandas. Algunas tienen que emigrar. El destino: Chile o Brasil. Uno de los ejemplos es el de Crucifix Nocturnal Christians, un grupo argentino de gothic rock que tuvo que disparar para el país trasandino, donde, según cuentan ellos, la movida es mucho más amplia. “La escena chilena es la más grande de Sudamérica. Hay fiestas para 1200 personas, y de más gente cuando llegan bandas internacionales. De hecho, muchos de los grupos que llegan a Chile, no van a otros países de Sudamérica. Lo que sí tiene Argentina es mucha cantidad de bandas, que se están haciendo conocidas fuera del país por su calidad”, le cuenta a TEA, desde Chile, la cantante Alejandra Mucaled.