Por Magdalena Seeber.

Para los que todavía no se enteraron, ¡viene Green Day a Buenos Aires! El power trío oriundo de Estados Unidos presentará su octavo disco de estudio, 21st Century Breakdown, en el marco del Pepsi Music 2010, el 22 de octubre en Costanera Norte, para luego continuar de gira por sudamérica.


Esta es la segunda visita de los californianos Billie Joe Armstrong, Mike Dirnt y Tré Cool, tres punk rockers que agitando la bandera de la rebeldía lograron dejar su impronta en varias generaciones de adolescentes disconformes. Fue su tercer disco, Dookie (1994), el que les sirvió como pasaporte para instalarse en el mainstream, y llegar a tocar en festivales como el Lollapalooza y Woodstock, otorgándoles una popularidad de alcance masivo.

Canciones como She, Basketcase, Longview o When I come around se convirtieron rápidamente en himnos de la década del ´90. Good Riddance (Time of your Life), del disco Nimrod (1997), Warning y Minority (Warning, 2000), y el álbum American Idiot (2004), parodia de la administración de George W. Bush a la vez que crítica a la sociedad americana en general, son sólo algunas de las joyitas que lograron plasmar a lo largo de su carrera.



Mientras muchos lo tildan de Pomelo, él sigue rompiendo culos.
Acá te podés bajar el último disco de Andrés.



Por Federico Córdoba

–Su obra solista está marcada por tres momentos importantes: de Hotel Calamaro a Vida Cruel es uno de ellos, una segunda comprendería de Alta suciedad a El Salmón y la última de El cantante a sus Obras Incompletas. ¿Cree usted que es uno de los músicos que ha dejado una obra propiamente dicha y no simplemente canciones para escuchar en la radio?

Creo que Hotel Calamaro y Vida Cruel son dos discos muy diferentes entre si, pero también son muy distintos a Por Mirarte y Nadie sale vivo de aquí, que es un antecedente directo de lo que serían los discos con Los Rodríguez, Alta Suciedad, Honestidad brutal y El Salmón, que forman un tríptico bastante original porque son discos de naturalezas lejanas. Alta Suciedad es contenido y aristocrático, personalmente resume la gloria y la decadencia del artista de rock. En cuanto a El Salmón, hay una serie de intenciones, lo que es el Dogma 95 al cine es El Salmón a los discos, a pesar de lo cual es una obra en sí mismo, irrepetible. Claro que hay antecedentes de discos similares en el rock mundial y en el argentino. El Cantante, Tinta Roja y En el palacio de las flores son discos de rehabilitación, donde doy un paso al costado y simplemente trato de cantar lo mejor posible, confiando en los timoneles de Javier Limón y Litto Nebbia. Cachorro (López) me exigió más y me comprometió a escribir la mitad del disco en el estudio y delante de él. A su vez, también fue más selectivo con el repertorio y me adapté a su forma de grabar y entender los discos. Fue una colaboración excepcional y un encuentro importantísimo.



-Muchos tangueros aplaudieron sus interpretaciones en su disco Tinta Roja; otros, sin embargo, lo criticaron duramente. ¿Qué sensación le produjo esto?

Cuando los que me critican son tangueros, tienen razón. El tango hay que cantarlo como es, con todas las notas bien puestas, sino es "traición a la patria". No importa si le pusiste "arte y sentimiento”. Yo me animé con tangos sin conocerlos del todo, y, si te salís del guión, cagaste. Una cosa es la interpretación y otra es la libre interpretación de una melodía que no estás cantando como fue escrita. Así me gané las críticas de los ortodoxos (que también criticaron a Roberto Goyeneche y a Astor Piazzola). Después, las otras criticas me resbalan, acá al tango lo dejaron morirse, se le da más pelota fuera de la Argentina, y eso los tangueros lo saben. En Colombia ni necesito cantar, solamente digo que voy a hacer tangos y el lugar se cae. En Bogotá me brindaron una ovación que por poco me pongo a llorar, y eso no me pasa nunca.

– ¿El músico es un artista que debe alimentarse de todas las artes para hacer canciones?

Creo que el músico tiene que escuchar música. No creo en las influencias, que para muchos son inevitables y sagradas. Tampoco me parece importante ser original, ni siquiera le doy mucha pelota a las ideas. Me gusta hacer discos y muchas veces disfruté de tocar en vivo; ahora mismo prefiero las giras que el estudio. A mí me gusta el arte, hablar de política y de fútbol. A veces me encuentro leyendo algún buen libro, pero no sé qué influencia tiene eso en mis canciones. Como músico le doy más importancia a la interpretación; en este momento me importa más cantar bien que escribir canciones.

Uno puede ser un hijo de puta, pero también un genio.

Entrevistar a Andrés Calamaro no es cosa de todos los días. Sin embargo, para cierta gente de la institución (ya lo decía Foucault) la nota pareció no importar demasiado. "Esto no me gusta, pero vende", comentaron.
La nota salió publicada en el periódico que edita anualmente la Escuela de periodismo TEA, en 2009. Al no contar con su versión digital, aquí la reproduzco en su totalidad, agregando respuestas que fueron cercenadas miserablemente en la edición final.



Por Federico Córdoba

Primero fue el reguero toxico. Después, liberado de esa retahíla viscosa, el canto del pájaro. Hoy, con un box set de 6 discos y tras dos shows multitudinarios, Andrés Calamaro cerró un año que lo tuvo como una de las figuras centrales. Si el Gardel de Oro lo erigió como figura de 2008, el 2009 lo revalidó. En exclusivo para Domingo, El Cantante habla de la despenalización de la marihuana, su nuevo disco, el rock nacional y su consagración definitiva.

-¿La publicación de sus Obras Incompletas fue un intento de resumir su pasado como artista o para marcar un antes y un después en su carrera?

Lo pensé como un buen punto final para una época, lo que no sé es si realmente fue un punto final o un punto seguido. Tampoco me di cuenta si estaba terminando una etapa porque el año pasado fue uno de mis mejores años en vivo. Dejé una obra porque no hay más remedio, uno deja y el destino decide si se olvida o se sigue cantando. Mis obras es la suma de todo: son las giras, es lo que escribo ahora mismo, también es mi vida, yo mismo y mi consecuencia; claro que las canciones las comparto con mayor caudal de personas, aunque el real time es la gira y los recitales en vivo.

-¿En qué lugar se posicionaría dentro de la escena musical argentina?

Nadie es tan importante como uno cree. Me siento un músico más pero asumo mi responsabilidad. Por uno como yo hay mil músicos postergados que se les complica y terminan manejando un taxi. Respeto a mis colegas que me respetan, y a la gente que me elije, no solamente en Argentina, también en España. En este momento, los imbatibles son el Indio Solari y Calle13 porque nadie escribe a ese nivel, son superdotados y lo que hacen es muy serio y muy valioso. Supongo que mi lugar es parecido al de Gustavo Cerati o Fito Páez, con la diferencia que ellos lo hicieron casi todo bien, y están plantados sobre éxitos personales enormes. Me considero un autor accidental.



-¿Cree formar parte de los referentes históricos del rock nacional, como Luis Alberto Spinetta o Litto Nebbia?

Yo asumo que escribí buenas canciones, y algunas muy buenas. Eso sí, nunca quise compararme con Spinetta o Nebbia. Yo no soy ningún genio y sin embargo sé ganarme la vida cantando, y mis músicos me respetan porque puedo mirarlos a los ojos de músico a músico. También empaté con genios de otra categoría, con maestros del tango, del jazz y del flamenco, y considerando la sustancial diferencia, conseguí ser respetado.


Vestido con un traje blanco y lentes en composé, Fito Páez presentó el viernes en el Luna Park su nuevo disco Confiá



Por Daniela Trezza






Enérgico, Fito Páez tiene esa forma eléctrica para moverse arriba del escenario. Simple y poético a la vez puede cantar “laputamadrequelosremilparió” como Tumbas de la gloria. Acompañado por Coki & The Killer Burritos, el rosarino aparecía en la escena del Luna impecable, de traje y corbata blancos, para hacer la versión de Folis Verghet que en La La La, allá por 1986, tocaba junto a Luis Alberto Spinetta.
“Muy buenas noches Buenos Aires, ¡Carajo! Bienvenidos a una larga noche”, dijo Páez. Y así fue. Durante las aproximadas dos horas que duró el show, el público disfrutó tanto nuevas como viejas canciones, sumergidos en un viaje por la carrera del músico. Sonaron por primera vez las versiones en vivo de London Town, El mundo de hoy y M&M que fueron tan coreadas como 11 y 6, Un vestido y un amor o Polaroid de locura ordinaria.






Para el momento en que llegó Circo Beat, Claudia Puyó fue invitada de lujo para hacer los coros, lo que se repetiría al cierre y durante las conocidas El amor después del amor y A rodar mi vida, cuando la gente embargada de entusiasmo comenzó a revolear buzos y remeras al ritmo de la música.

“No hay muchos temas, uno siempre habla de lo mismo con el color del momento”, afirmó Paéz antes de seguir alternando entre las novedades y los temas de siempre. Siguieron Limbo Mambo, Confiá, Tiempo al tiempo, y Ciudad de pobres corazones protagonizada por Dizzy Espeche quien iluminó con un solo de guitarra. Giros, Tumbas de la Gloria y Cable a tierra iban cerrando el show que culminó con Dar es Dar (Páez bajó del escenario para cantar entre la gente) y Mariposa Teknicolor. Cierre preciso para una noche en la Fito Páez supo brillar a través de los colores con los que él mismo supo teñir en su trayectoria.
Por Federico Córdoba

El grupo, junto a la productora Crack, y en una decisión discutible, dieron a conocer, dos días después del recital, un escueto comunicado de prensa donde trataron de dejar en claro algunas cosas puntuales: “La producción, junto a los responsables del Estadio Ferro Carril Oeste, se acercó inmediatamente al Hospital (Álvarez)”. En otro pasaje, afirman que Melisa fue trasladada “en forma inmediata, cumpliendo con todas las medidas necesarias para su debida atención médica en el Hospital”.

En los canales de Facebook (la página oficial del grupo sólo se actualizó con el comunicado) también se podían leer comentarios patéticos de algunos seguidores de la banda. Por ejemplo, el de Magalí Grassi, que decía: “Murió de sobredosis, se dio con muchas cosas a la vez y así terminó”. O el de Victoria Frangi, en el canal que abrió Andrea La Torre, hermana de Melisa: “Vos sos la hermana y se entiende tu dolor, pero no salgas en la televisión a decir cosas que no son y que ni siquiera sabés cómo fue el recital porque no estuviste ahí. Yo llegué a las tres de la tarde y estaba en la valla, en la cual no quedaba más lugar a las seis, ¿cómo hizo tu hermana para llegar a estar adelante de todo si llegó 20.30? Empujando gente, metiéndose donde no había lugar”. Y así, muchos.



Cabe resaltar que varios de los presentes confirman la versión que Juan “Piti” Fernández, líder y cantante, advirtió durante casi todo el recital que no empujaran y que “saltaran en el mismo lugar”, para evitar avalanchas. Miguel La Torre, padre Melisa, indicó que hubo “negligencia en la organización del recital” y que “el grupo es responsable, tenía el poder de frenar el show”. Por lo que se supo más tarde, Melisa falleció debido a “una cardiopatía dilatada y congestión de edema pulmonar” en la sala de guardia del Hospital Álvarez.

En menos de un mes, se suman dos muertes más en el rock. Se había sufrido con las 194 víctimas de República Cromañón y, luego, con la posterior absolución de Callejeros. Sobrevuela un halo de injusticia. El sábado murió Melisa La Torre; el martes, Rubén Carballo. Todos habían ido a escuchar música. Todos, ahora, esconden la cabeza. Nadie fue. Todos fuimos. Todos somos. Todos podemos ser.

Por Magdalena Seeber


El segundo disco de las seis locas punk and rollers preferidas del under ya está cocinado pero todavía no salió del horno, y habrá que esperar todavía unos cuatro meses más para poder escucharlo. Pero que promete, promete. Entre viaje y viaje, éxito y éxito, veraneo mexicano y veraneo porteño, las Kumbia Queers se apiadaron de la ansiedad de sus fans y se hicieron un rato para grabar el video del track Feriado Nacional, a modo de adelanto.







Feriado Nacional -La gran estafa del tropipunk
Kumbia Queers




Producido por Pablo Lescano, líder de Damas Gratis, La gran estafa del tropipunk cuenta con las participaciones de Hugo Lobo (Dancing Mood, Fabulosos Cadillacs), Toy Hernández (Control Machete), Quique Rangel (Café Tacuba) y Fabio Cianciarullo (Fabulosos Cadillacs), entre otros.


El sexteto transnacional está integrado por una mexicana y cinco argentinas: Ali Gua Gua (Ultrasónicas) en güiro y voz, Juana Chang en el charango y voz, las She Devils Pilar Arrese (guitarra), Patricia Pietrafesa (bajo) e Inés Laurencena (batería), y la pequeña Florencia Lliteras en teclados, que se sumó a mediados del año pasado al grupo.



Nada de esto fue un error


A la hora de hablar de la existencia de las KQ, lo que muchos se preguntan es cómo sucede que seis chicas de pura cepa rockera formen de un día para el otro una banda de cumbia y salgan a girar por el continente latinoamericano… Y la respuesta es que simplemente sucedió. Lo que empezó como una propuesta lúdica para paliar el aburrimiento de un verano en Villa Urquiza, terminó convirtiéndose, casi sin querer, en una de las bandas mas divertidas y originales que dio Buenos Aires en los últimos años.


El primer disco, Kumbia nena! (2007), fue producido por su propio sello discográfico independiente, Horario invertido, y es una recopilación de covers “torcidos a ritmo de cumbia” de sus bandas favoritas –The Cure, Black Sabbath, Nancy Sinatra, Madonna-, además de contener cuatro temas propios. El repertorio fue ampliándose poco a poco y sus shows en vivo fueron aceitándose con el tiempo, aunque siempre conservaron el mismo espíritu: verlas tocar es una fiesta, una explosión de puro amor, cumbia zombie y punk desfachatado. Una auténtica celebración de la vida.



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Subo un texto viejo, pero necesario para pensar el rock, la violencia y la desidia.

Por Federico Córdoba

Valdría la pena preguntarse cuál debería ser la postura que tendría que tomar un músico después de una tragedia. Aquí conocemos sólo la parte del avestruz (esconder la cabeza, dejar que todo pase, que pague otro las cuentas propias). El rock nacional no conocía de desastres, hasta que llegó Walter Bulacio. Después, Cromañón. En Viejas Locas apareció la represión policial (una brutal cacería a palos y balas por todo Liniers) que dejó a Rubén Carballo, un pibe de 17 años, en coma durante casi un mes, y que el martes falleció en el hospital del Centro Gallego. Ahora, y según comentarios de testigos, una avalancha durante el show de Las Pastillas del Abuelo, en el estadio de Ferro, terminó con la vida de Melisa La Torre, una joven de apenas 20 años.



Valdría la pena preguntarse qué pasará después de todo y qué pasó realmente con la golpiza que recibió Carballo, horas antes del recital de la banda de Pity Álvarez, en Vélez Sarsfield. Y también, cuestionar los métodos de organización de shows masivos. Pero ¿qué pasó realmente el sábado pasado en el estadio de Ferro? Todo es contradictorio. Sin embargo, en uno de los canales de Las Pastillas del Abuelo, en Facebook, Magali Chiappetta (que asistió al recital) comenta algo escalofriante y que vale la pena transcribir: “… me fui acomodando con una amiga adelante de todo, en el medio. Al rato ya no se podía respirar, te empujaban y pedíamos por favor que no lo hagan porque nos empujaban contra la valla. Pedíamos por favor que se corran para atrás. Hasta que una valla cedió. Ahí también solicitamos que se corran para atrás para que la puedan arreglar pero nadie escuchaba y aprovechaban para seguir empujando. Cuando terminaron de arreglarla se rompió otra valla. Le gritábamos a la gente que estaba arriba del escenario- que se suponía que eran de la organización- que pidieran por micrófono que paren porque no aguantábamos más la presión y el recital todavía no había empezado. No solo no hicieron eso, sino que había un hombre que corría por el escenario "agitando" a la gente, y hacía señas de que Las Pastillas iban a salir cuando todavía no habían terminado de arreglar la otra valla. Cuando salió el Piti, una avalancha vino para adelante y perdí a mi amiga (…) Quería salir de ahí. Irme para atrás...pero era imposible. Un chico me agarró del cuello y me ayudó a ir para delante donde estaban los de seguridad. Estaba mareada pero logré llegar hasta la valla. Mi amiga estaba ahí, así que ella salió y atrás entre dos de seguridad me sacaron. Fui a un montón de recitales- no solo de Las Pastillas- y nunca vi que sacaran tanta gente (…) Cuando me sacaron, logré escuchar que uno de la organización le decía al que me había sacado a mí: ´Esto es rock. No podés estar sacando a todos. Que se la aguanten´. Me dio mucha bronca pero no tenía fuerzas para contestarle. Llegué hasta el final del vallado y me senté. Ahí recuperé fuerzas”. El estado de situación era de pleno caos.