Eligiendo lugares atípicos, los directores parten, según Mirvois, de la misma premisa: “los registros deben realizarse en una sola toma y sin cortes. El objetivo es retratar de manera fiel lo irrepetible de la canción en vivo para disfrutarla sin edición y en tiempo real”. El resultado son videos de una estética casi cinematográfica que muestran a las bandas de un modo más real y sobre todo espontáneo.
De esta manera, pueden verse a los chicos de El mató a un policía motorizado tocando en unas canchas de paddle abandonadas, a La joven Guarrior haciendo música sobre una calesita andando, a Noelia Mourier de Coco cantar entre los maniquíes de un negocio o a los Valeu instalados en una calle mientras la gente los mira.
“Para los músicos es un desafío. Se entusiasman con la idea y el proceso es tan divertido como enriquecedor, para ellos y para nosotros”, asegura Mirvois. A la hora de elegir los grupos con los que trabajan, el productor afirma que suelen convocar aquellas bandas que conocen, pero al mismo tiempo muchos grupos que se enteran del proyecto se contactan con ellos para poder participar.
Sonido Ambiente logra embellecer aún más la experiencia musical, ofreciendo imágenes que se encuentran a la par de la originalidad de los grupos, creando una nueva forma de disfrutarlos.
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