Gonzalo Ventura es redactor publicitario, guionista de historietas y fundador y co-director de Pit Bros Productions. Una editorial que hasta ahora sólo produce proyectos de su staff, y que planea retomar próximamente con sus discontinuadas publicaciones. Su obra está conformada por "La leyenda de Joe Moon" (hombres lobos, vampiros, Far West y mucha sangre) y "Henry & Butcher", la historia de un boxeador en desgracia y su perro parlanchín. El hombre detrás de estos personajes demenciales habla sobre la actualidad del género en Argentina.
Irma Sánchez es docente y actriz. Actualmente, desde hace 3 años, forma parte del grupo de teatro under Samuel Beckett, en homenaje a la obra del escritor irlandés. Su vastísima carrera en el circuito alternativo de teatro, y su actividad caritativa al frente de este grupo (cuenta con un comedor solidario donde vecinos del barrio brindan desayuno y almuerzo a los jóvenes en situación de calle) funciona, también, como formación cultural para todos los vecinos del barrio de Avellaneda.
Algunas cuestiones técnicas jugaron en contra para que la resolución no sea la ideal. Sin embargo, cinematográficamente, el plano secuencia recuerda al cine filipino de Raya Martin y Brillante Mendoza, lo que lo hace más verosímil y realista, como los documentales de Eduardo Coutinho.
Entrevista a Leandro Arancio
Jugutes Para No Olvidar | sábado, 26 de junio de 2010 | Etiquetas: Daniela Trezza
Leandro Arancio es director del grupo de teatro independiente La Luna Varieté, en el que participa junto a los actores Bernadette Andreoli, Juan Carlos Torréns, Gabriela Kowalczuk y Rocio Perujo.
Oriundo de zona sur, estudió la profesión durante ocho años pasando por el Estudio Brancaleone y El Ensamble, además de realizar diversos cursos de clown e improvisación.
En el 2007, reuniendo algunos amigos, empezó a formar el proyecto de
Entre los proyectos de Arancio se encuentra la idea de abrir un centro cultural en Monte Grande para continuar las clases que el grupo dicta tanto a chicos como adultos.
Una vez por mes
"Creo que el gobierno británico tenía miedo del número de seguidores que teníamos. No podían ignorar que había algo poderoso en nosotros", dirá más tarde uno de sus líderes, conocido como Keef, o mejor dicho... como Keith Richards.
"Stones in Exile", el documental dirigido por Stephen Kijak y presentado en el festival Cannes por el mismísimo Mick Jagger, retrata el proceso de grabación y composición de "Exile of Main Street" durante el exilio impositivo , aquél disco emblemático señalado por la prensa especializada como uno de los mejores de la historia.
"Descubrimos que teníamos un manager que decía ser el dueño de todo lo que habíamos hecho hasta entonces, y de lo que hiciéramos en el futuro: giras, discos, canciones publicitarias. Así que tuvimos que deshacernos de él, e intentar escapar de todo ese lío en el que nos había metido", resume el cantante, que junto a Richards y Charlie Watts asumen la producción ejecutiva del proyecto.
El manejo del despedido Allen Klein dejó a la banda en una situación al borde de la bancarrota: el entonces gobierno laborista del Primer Ministro Harold Lewis gravaba el 90% de sus ingresos, y la deuda los colocaba a un paso de la miseria, o de prisión. La solución forzó la salida hacia el sur de Francia y aceleró la puesta en marcha del álbum sucesor al éxitoso "Sticky Fingers" como garantía para el regreso.
Kijak recupera parte de las filmaciones, fotos y testimonios, de ayer y de hoy, sobre aquél demorado proceso en el que convivía la vida familiar, los excesos y el proceso creativo. "Tiré la casa por la ventana, ya que podría estar en la cárcel al año siguiente. Así que me divertí un poco mientras estaba libre", cuenta Richards, a quien no le quedó otra opción que ofrecer su rentada mansión Nellcôte (y sótano) como búnker de grabación.
El resultado final del filme es afable, pero nada revelador respecto de dos de sus predecesores: Cocksucker Blues y el célebre 25x5, que sigue siendo la mejor opción para revistar la genética del mito. En cuanto al recién estrenado, no se justifica la presencia de algunos testimonios, que poco suman con sus aportes -Benicio Del Toro, Caleb Fogwill de Kings of Leon Sheryl Crow.
Lo mejor queda en manos de Martin Scorsese, director de Shine Light: "En cierta forma tuvieron que hacer implosión. Sentirse exiliados... Sentir que no puedes volver a casa: eso es lo que refleja esta música". Ante la misma pregunta, el cantante de los White Stripes, Jack White, recoge el guante y, algo socarrón, opina: "Me encanta ese álbum porque es algo que puede confundir a un periodista, y llevarlo a replantearse su carrera frente a la imposibilidad de volver a etiquetar a los Stones. Es como ir en quince direcciones en simultáneo".
Mientras los Rolling Stones deliberan la realización de un próximo disco, o tal vez una última gira, ya se encuentra en disquerías la reedición de "Exile of..." que cuenta con el valor agregado de canciones nunca antes editadas y outtakes de Soul Sourvivour, Tumblin' Dice y Shine a Light, entre otros.
(viene de parte I)
Pero si aún así sigue faltando el dinero para comenzar a rodar. Éste se puede conseguir a través de un crédito que ofrece el mismo Instituto. En pocas palabras: la plata se devuelve con lo que ellos mismos ceden a través del subsidio. También, se puede solicitar sólo el prestamo, con los avales pertinentes, y pagarlo en las mismas condiciones que cualquier otro.
Dice al respecto, Edgardo Cabeza, director y guionista del documental Che, la eterna mirada (2004) y el largo Palabra por palabra (del 2007, con Patricio Contreras y Katja Alemann) que “el INCAA es un proceso agotador, pero aún así el 99% de las películas argentinas en cartelera tiene su apoyo”. En su caso, además de contar con la ayuda del subsidio estatal, logró financiamiento del exterior gracias a que su película fue elegida en un concurso de cine que invierte en dólares en las películas ganadoras. Algo más que sustentable, cuando se trata de cifras como los U$S 250 mil que obtuvo él a través de un certamen que realizó una empresa española.
Estas alternativas, impulsadas por grandes productoras o festivales internacionales y nacionales, resulta más que interesante. Pero las vacantes son pocas y la competencia en las mismas es mucho mayor. Con las mismas posibilidades, se puso en marcha el año pasado el primer fideicomiso financiero de cine en Argentina “InvertFilm”, impulsado por un conglomerado de cinco grandes productoras cinematográficas que tuvo la misión de conseguir 5 millones de pesos para financiar dos películas, "Música en espera" de Hernán Goldfrid (actúan Diego Peretti y Natalia Oreiro) y "Motivos para no enamorarse" de Mariano Mucci (protagonistas, Celeste Cid y Jorge Marrale) cuyos guiones han sido los ganadores de un concurso organizado por Cine.ar y el INCAA.
En la mayoría de los casos, a la productora principal, sea con fines comerciales o para brindarle un marco legal al realizador independiente, se le suele sumar la co-producción de una o varias productoras pequeñas que aportan poca cantidad de dinero, tal vez, sin recuperar la inversión, pero con el fin de sumar a su cartera de clientes un proyecto nuevo. Las cooperativas, dice Flavio Nardini que “están sujetados al éxito en los cines y demás, porque si el proyecto fracasa, van a perdida todos o se cobran monedas, desde el director hasta al camarógrafo”. Vale agregar, que éste “modus operandi”, como lo define Cabeza, “sirve para escapar a las exigencias de los sindicatos de actores y otros del cine”. Ésta práctica se utiliza en menor medida gracias a los progresos financieros, principalmente del INCAA, y las estructuras de nuevas productoras.
El negocio del cine y su lucha por concretarlo siempre resultará tedioso, pero fuera de ella, como concluye Nardini: “El cine tiene algo hermoso que hace que haya gente, actores o camarógrafos, que trabajen gratis sólo por placer”.
Según el INCAA (Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) el costo de una película nacional de presupuesto medio es de $2.300.000. ¿Si el film justifica los medios? En ésta odisea, la cantidad de vil metal disponible condiciona la calidad final de un largometraje. Por eso, los realizadores deben hacer verdaderos malabares financieros para cumplir el objetivo: encontrar productoras interesadas, inciar un egorroso camino sin fin hacia el subsidio estatal, o apostar al todo o nada en pos del éxito artístico.
Flavio Nardini, director y guionista de Regresados (2007), largometraje tragicómico que cuenta con las participaciones especiales del último gran humorista popular Diego Capusotto y el experimentado Roberto Carnaghi, dice al respecto: “El INCAA hasta ahora ha apoyado a todo el cine nacional. Con toda las contras, burocracia e incoherencias que tiene, no deja de ser la única fuente de recursos del cine nacional, tanto como para las películas de (Juan José) Campanella, como para las independientes”.
Cuando de ganar dinero se trata, el cine local no es garantía de éxito. Sólo un puñado de producciones (que, generalmente, gozan del bénefico capital extranjero) alcanzan el rédito deseado. Se trata de un cine comercial que en general no arriesga desde lo artístico y que apunta al efectivismo de fórmulas que caben en el paladar "popular", y así captar los millones de espéctadores que se necesitan para que el asunto empiece a facturar.
Pero la realidad demuestra que a la mayoría de nuestro cine el público le da la espalda. Salas vacías o poco habitadas, entradas en oferta, demuestran que los realizadores, o los menos ingenuos, saben que deben luchar contra todos los males de ese hermoso mundo llamado cine, donde conviven incómodamente la pasión y el negocio.
Las posibilidades financieras más razonables al alcance de cualquiera son las de pedir subsidios o créditos que ofrece el INCAA, la fuente de recursos más importante de la industria local, que otorga su apoyo siempre y cuando el proyecto sea declarado de interés; asociarse con una gran productora o con otras más pequeñas que estén dispuestas a invertir un poco cada una; formar cooperativas o fideicomisos financieros, o pedir algún tipo de crédito bancario -con todo el riesgo personal que esto implica-.
(continúa en parte II)
Por Magdalena Seeber.
Papel picado, mosh, serpentina, muchísimo papel picado. Ruido, pogo, celebración dionisíaca, cotillón, muchísimo ruido, euforia, mosh. Ir a un recital de Domingo es una experiencia sensorial extrema, casi como subirse a una montaña rusa de prepo: no apta para gente con problemas cardíacos.
Los chicos son locales en Mar del Plata, pero ya tienen una cantidad considerable de fieles acá en Capital. Cuentan sólo con un puñado de canciones, y todavía no grabaron el disco, pero eso no tiene importancia, porque el chiste de esta banda es de carácter presencial: la aventura, el ritual de ir a verlos.
Los integrantes, Antonio Savasta, Lules, Pacheco, Pato O'connor y Santiago Martinez, no suelen subirse a los escenarios para tocar. Más bien, su escenario es el centro de una ronda viva y amorfa que arman los fans, y generalmente terminan saltando y cantando y tocando a la par de todos, o nadando con la guitarra al hombro, o micrófono en mano, por encima de las cabezas del pogo.
Esta banda tiene otra particularidad distintiva: a través de su música y sus visuales, promueven la concientización por el calentamiento global y el amor al planeta Tierra. Domingo se presentará el próximo 9 de julio en el Salón Real, en la fiesta La Matanza junto a Mompox y Morbo & Mambo, y hay que aprovechar para ir verlos, porque no vienen tan seguido por estos pagos!
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